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Tecnología, Dependencia y Discriminación

Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.

Ya lo planteamos en nuestra columna anterior; nuestra dependencia de aparatos digitales con pantalla. ¡Si ahora hasta para poder salir de casa se requiere permiso mediante un aparato de esos, cuando hace solo unos años eso era ciencia ficción!

Hace años era la pantalla de la televisión la que nos tenia embelesados, de hecho la advertencia era que esa tecnología en manos inescrupulosas es peligrosa al transmitirse de forma que el cerebro humano no alcanza a filtrar mensajes subliminales que pasan directo al subconciente.  De hecho lo hacían. Luego nos enteramos del peligro del electromagnetismo; estar a menos de tres metros de la TV ya nos pone en riesgo. Y vale agregar otros aparatos electromagnéticos de los cuales hoy en día tenemos varios en casa, empezando por los micro-onda que hace años se advertía que eran de lo peor, advertencia que extrañamente se perdió al pasar el tiempo. ¿Es que la tecnología ha logrado superar esos riesgos para la salud y mente?  Y lo preguntamos porque pareciera que las pantallas de cristal líquido no son o son menos dañinas. Con los megaproyectos eléctricos aprendimos además del electromagnetismo de las líneas de transmisión de alto voltaje. Por cierto, las empresas eléctricas tienen sus propias versiones al respecto; no les falta plata para comprar algún documento “científico”. ¡A la billonaria industria de los aparatos tampoco!

Y hoy en día que no solo estamos rodeados de aparatos electromagnéticos, sino que hasta los llevamos con nosotros, mas vale el principio de precaución. Mas aun con niños que tienen sus neuronas en desarrollo. Como explica la master en Educación Carolina Pérez Stevens, un videojuego con smartphone, por exceso de dopamina es equivalente a una inyección de heroína: mata las neuronas de compasión y empatía y lleva a la adicción.

Por un lado esta el tema de la salud, los canceres no aparecen de pura casualidad y por otro el tema de la inhibición de nuestras hormonas naturales imprescindibles para el estado de  buen ánimo. Al no contar con nuestra “droga propia y natural” la tendencia es recurrir – consumir  aquella externa. ¡Estamos en una sociedad consumista! La drogadicción tiene ahí buenos ayudantes. Vale recordar que estas hormonas o “químicos de la felicidad” y que son gratuitas, son: Dopamina: se produce haciendo ejercicio, celebrando logros; Oxitocina: se produce meditando, abrazos, generosidad; Endorfina: se produce riendo, emocionándonos, bailando; Serotonina: se produce disfrutando la naturaleza.  Y luego esta el tema psiquico, la dependencia.

En”Un Mundo Feliz”, A. Huxley imagina una humanidad mantenida feliz y dependiente a través del “zoma”. ¿Hoy alguien se imagina que puede sociabilizar, estar informado, conectarse y hasta entretenerse sin smartphone (y lo pongo en ingles para mostrar otra dependencia)? Si bien ya antes había dependencia, con la pandemia y el confinamiento esto ya se ha vuelto normal y francamente no nos imaginamos como se las arreglará alguien que no tenga un aparato de esos, que por lo demás tienen un alto costo, y sea además un experto tecnológico en su uso.  Para que hablar de lo impersonal y falto de criterio en que se utiliza estas tecnologías “milenials” ya para todo, lo cual evidentemente es altamente discriminador y excluyente con quienes no cuentan con ella ni con los conocimientos necesarios.  Así es como toca ver, por ejemplo, imágenes de un militar controlador sacándole permiso en su propio celular a alguien de los excluidos para desplazarse durante la cuarentena.

Otro aspecto que nos ha llamado la atención es como esa forma de comunicación o incomunicación tan instantánea, si bien permite la transmisión de imágenes indesmentibles de hechos, también se ha estado mal utilizando para la profusa difusión de” fakenews” – noticias falsas. Con un buen equipo de expertos y buen financiamiento se puede armar así efectivas campañas, ganando incluso presidencias como lo hizo Trump y Bolsonaro.  Así es como por ejemplo se transmitieron las imágenes del chico empujado al Mapocho, pero al día siguiente ya había varias noticias (falsas) sobre el prontuario del niño ese  tratando de alterar la realidad de los hechos o mas bien fabricando argumentos para quienes urgentemente los requerían.  Es notable como existe mucha gente que vive de sus propias redes de noticias falsas; las hay para moros y cristianos, y hasta se dan el lujo en descalificar como mentira toda otra versión que no sea de su gusto o no les convenga en su mundo paralelo.

Y por último esta el “teletrabajo” al que a estas alturas muchos estamos obligados en nuestros hogares. Por cierto ese tipo de trabajo presupone contar con el equipo, conocimientos y señal de internet necesarios, lo cual no los tenemos todos. Otra vez nos encontramos con la exclusión y discriminación. También implica pagar un servicio a una empresa que no siempre da un buen servicio, pero no perdona el pago de la cuenta. Así con el mundo tecnológico dependiente  actual.

 

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