CARABINEROS

Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.

En estos días ha estado en la mira publica Carabineros de Chile, institución a la que se le han ido acumulando las criticas desde hace ya algunos años. Y a decir la verdad, es que no es la excepción dentro de la institucionalidad nacional en la cual casi no queda  parte alguna que se salve. Entonces, francamente, para criticar a una institución subordinada habría que empezar por quienes le dan ordenes, establecen su forma de actuar, sus normativas y la financian.

Somos de los tiempos en que Carabineros eran respetados y de las instituciones con mejor imagen del país. ¿En que momento esto se fue al trasto? ¿Porque y en que instancias la propia institución fue cayendo en la corrupción neoliberal y descuidando su imagen? ¿Cuándo es que comenzaron con los montajes y justificar lo injustificable? ¿Porque los jóvenes ya no respetan a Carabineros?

No pretendemos aquí hacer leña del árbol caído, ni dar lecciones, sino mas bien reflexionar y mostrar nuestros propias experiencias con carabineros y en especial con el actuar de sus fuerzas especiales. La primera experiencia de esas fue una noche que de puro curioso, en los tiempos de la UP, estaba parado en el bandejón central de la Alameda cuando aún no existía el metro y un guanaco se paró delante mío y me mando su chorro. Casi escuche la risita sádica dentro del blindado ese. Ya en los ochenta, durante la dictadura, era vox populi que en las micros verdes esas se veía como dentro tomaban anfetamina para salir a apalear, y de paso en la Patagonia nos encontramos algún carabinero de Temuco feliz de estar lejos de tener que estar pegándole a los estudiantes.

No recordamos alguna situación especial de los tiempos de Alumysa, cuando aún, al igual que al comienzo de Patagonia sin Represas,  pedíamos permiso para manifestarnos. En esos tiempos en que para algunos éramos “ecoterroristas”, solíamos ser clientes de la SIP,  inteligencia de Carabineros de civil, a quienes solíamos ver sentados frente a nuestra oficina y cuando había algún problema aparecían a encararnos. Claro, nosotros éramos los que dábamos la cara y a la hora de los quiubos teníamos que responder por piedrazos a la oficina de Endesa o cualquier desbande de cualquiera que creía que haciendo daño hacían algo útil a la causa.  Nuestra impresión es que su “inteligencia” estaba bastante desinformada y solíamos tener que explicarles las razones y pormenores de lo que ocurría. Y también de que nuestra forma de actuar era no violenta y que no nos parecía bien cuando se hacia daño o se enlodaba nuestra imagen.  En esos años tuvimos buena relación con dos comisarios, a quienes les hicimos ver los errores que cometían sus FFEE, que de puro prepotentes dejaban mal a su propia institución. La verdad es que esos comisarios eran bastante inteligentes y cultos, al punto que un día explicándoles cuales eran nuestras razones para estar en campaña, al final, uno respondió “que estaba claro que la electricidad de las famosas represas era para producir cobre barato para los chinos”. Así que por lo visto, en esa institución como en todas partes, hay de todo.

Sin duda la situación se fue agudizando cuando nos manifestábamos, con sentadas, lienzos, gritos, y sin violencia, en la calle delante del Servicio de Evaluación Ambiental e HidroAysén con algún retenido que a final de cuentas dejaba mal parados en imagen a la fuerza pública. El clímax lo constituyó sin duda la manifestación autorizada en el SEA durante el acto en que el gobierno de Piñera I aprobó el EIA de HidroAysén. Habíamos muchos manifestantes y muchas fuerzas especiales demasiado cerca, hasta con caballos metidos en medio, lo cual provoco harto roce y todo esto entre dos expendidoras de combustibles; un operativo muy mal planificado. Cuando al conocerse el resultado surge la protesta y no nos íbamos, nos regaron con el guanaco con agua con químicos e intentaron amedrentarnos con los caballos, como igual seguíamos ahí soportando además una lluvia de piedras de parte de unos mocosos que tenían su propia idea de la protesta (de hecho los heridos por pedradas fueron en nuestro lado), nos fumigaron  y nos llevaron retenidos a la Comisaria. Ahí llegamos unos 40 y afuera deben haber habido otros tantos  reclamando y ofreciendo ayuda. Ante nuestros reclamos de que en vez de retenernos a quienes teníamos autorización y estábamos pacíficamente ahí, porque en vez no detuvieron a quienes tiraban piedras, la respuesta fue “es que corren muy rápido”. El personal de la Comisaria además comentaba que “como a las FFEE se les ocurría echarles a perder el prestigio”. Para remate, tipo medianoche nos llevaron al tribunal donde el juez nos libero a todos (salvo supongo un enfermo mental que fue detenido hacha en mano). En todo eso extraviaron mi carnet que solo recupere al reclamar al Fiscal. Además le enviamos carta al General reclamando el maltrato a sus caballos metidos en el gas lacrimógeno, a lo que respondió que “estaban preparados para ese tipo de contingencia”. Ese mismo día también en Santiago paso algo parecido, lo cual encendió los ánimos para las mega-manifestaciones  de las próximas semanas. Y a que 74% de los chilenos se mostrase contrario a las represas en la Patagonia. En días posteriores, en Coyhaique, fueron los estudiantes los que mantuvieron en jaque a las FFEE, que otra vez se hicieron famosos al gasificarlos en la catedral.  O sea a final de cuentas, la represión jugó en nuestro favor y tanto el general como el coronel a cargo del operativo en Coyhaique fueron pasados a retiro.

En lo sucesivo, Carabineros planificaron mejor y nosotros no tuvimos tanta convocatoria cuando se aprobaron las represas de Rio Cuervo. Y finalmente, durante el Movimiento Social de Aisén en el 2012, la violencia llego a niveles nunca vistos en la región. Nivel similar al del estallido social, siete años después, sin que alguien se ocupase de prevenir que eso no volviese a ocurrir. Peor aún se ha seguido reforzando el poder represivo en vez de solucionar los problemas que origina la mala política.

Entonces, pensamos habría que preguntarse ¿Para quién trabajan realmente las FFEE? ¿A quiénes les conviene y propugnan el estado policial y la represión? ¿Quiénes aun no aprenden que el exceso de poder lleva a su abuso? ¿Quiénes suelen respaldar y justificar esos abusos convirtiéndolos en modus operandi?

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