Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.

Hace rato que venimos reflexionando sobre el tema de la dependencia tecnológica. A lo mejor es por ser inadaptado socio-tecnológico, de haber llegar tarde a la  televisión, computación, telefonía inteligente. Y ahora, supongo será lo mismo con la inteligencia artificial.  ¡Llegando atrasado u obsoleto a la cuarta ola y puede ya no estemos para cuando hayamos llegado a ser tecnologicamente desechables!

La cuestión es que las tecnologías no son neutrales y como su control y empleo suele tener un costo, quien lo puede solventar pasa a tener la sartén por el mango. Y esa parte y los efectos negativos o en que tener precaución, pasan a ser murmullo o refunfuño de críticos marginales. Ya pasó con la TV, donde es sabido su mensaje es subliminal y su frecuencia pasa directo al subconsciente. Mas aún, en un público sin preparación, ni conocimientos, para saber discriminar.  La verdad es que como no vemos TV (quien escribe), nos pasa constantemente que no sabemos de donde salen algunos comportamientos sociales extraños, miedos, agresividad, consumismo, tendencias políticas. Y aparentemente, casi siempre son inoculados por la TV. Y claro, hay harto de psicología de masas también y respuestas a la contingencia. Si alguien aun cree que la TV y demás medios es “pura buena onda” y no hay una línea editorial e intención y dependencia de financistas detrás de entretener, informar y desinformar, es harto ingenuo.

Cuando surgió el internet y luego las redes sociales, todos fascinados y uno se preguntaba cómo se iban a financiar. Pues, somos los pajaritos a los que les tiran alpiste. Y hoy ya sabemos que la información que circula ahí es filtrada, vendida y nos vuelve muy vulnerables. Y de a poco hasta nos meten publicidad. Por lo demás, nunca fue gratuita, ya que pagamos cuenta mensual de electricidad e internet y compramos computadores y demás aparatos anexos. Si Bill Gates es multimillonario, no es por casualidad.

La sociedad cibertecnocratica termino haciéndose con el poder y normalizandose con la pandemia, con la famosa comisaria virtual, la clave única y otros gajes. ¡Si hasta pasamos a ser la única región del país sin diario impreso en papel y a nadie parece importarle!  Y también están los proyectos estatales en que hay que ser “computin” para poder optar a ellos. En definitiva, los oficinistas tecnocráticos juran que el resto del mundo es igual a ellos, arreglando la sociedad e incluso la naturaleza, vía modelo en un computador y documentos en PDF scaneados.

Bueno, nuestras reflexiones de ahora último comenzaron a causa de la dependencia del teléfono inteligente, (ese 4 G). ¿Se han dado cuenta que ya prácticamente podemos hacer nada sin pasar por ese aparatito? (¡Y vamos hacia el 5G! Y nos preguntamos ¿Cómo se las arreglaran quienes no tienen esos aparatos, o no saben usarlos, o no tienen como adquirir uno y pagar mensualmente por su uso  (como nos consta hay hartos)?  ¿Y cómo se las arregla alguien sin señal, cuando acá dentro del límite urbano de la capital regional ya las vemos negras porque la señal es pésima? ¿No hay en esto discriminación, desigualdad anticonstitucional, una nueva casta de marginados y minusválidos? También hemos estado viendo como surgen nuevos o aumentan trastornos mentales, entre ellos, quienes se rodean de “amistades” virtuales en todo el mundo, mientras viven el autismo y desadaptación con quienes le rodean y cercanías. Y estamos quienes manejamos una tremenda cantidad de información sin saber ya que es real y verdadero y que no. Quienes, estamos expuestos a la avalancha de mentiras para que ya creamos en nada y desconfiemos de todo.  Quienes, sin barrera alguna, nos llega todo tipo de publicidad falsa y de amedrentamiento para solucionar posibles afecciones y enfermedades o vendernos eso que saben que nos interesa.

A estas alturas, esos teléfonos ya mas inteligentes que uno y que no solo saben cuáles llamadas son “indeseables”, ya funcionan con otras redes, algoritmos e inteligencia artificial, para saber todo de uno; desde donde uno se encuentra, sus relaciones, sus gustos, hábitos y todo cuanto ni nos imaginamos. Información comercializable, útil para políticos y vendedores manipuladores, por si no se han percatado. ¡Bienvenidos al ciberlibertinaje!

 

 

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