Incendios y Bosque
Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.
Entre los acontecimientos veraniegos ya son habituales los incendios forestales, que cada vez terminan por quemar mas viviendas y consumir además más vidas humanas. Si bien el calentamiento global – emergencia climática, contribuye en aumentar esos incendios, estos ya eran comunes desde hace muchos años. Ahora sí tienen dimensiones mayores. Eso sin considerar los incendios para “hacer campo” de la zona sur o los de las “leyes de quema” en la Patagonia Occidental en que se quemó, incentivado por el Estado, varios millones de hectáreas. O sea, tenemos toda una cultura del fuego anti bosque y de poca de previsión. ¡Es cosa de tocar el tema y habrá algún propietario de campo defendiendo las quemas y roces con más de alguna justificación! Como si no se pudiese manejar un campo sin roces (a lo mejor ahí falta conocimiento de alternativas y ayuda). La cuestión es que estos incendios muestran en todo su tamaño la volubilidad que hay y que a pesar de las cada vez más terribles experiencias anteriores, seguimos casi igual. No es casual que Chile ostente el triste récord mundial de incendios con más víctimas fatales y heridos y pérdidas millonarias a propiedad pública y privada. O sea, hay harto que mejorar en cuanto a capacidad de combatir incendios. Aunque mejor sería que estos no existiesen o no lleguen a ser la pesadilla que son cada vez más. ¿Y qué hacemos para aumentar la previsión y prevención? Algunos sugieren que hay que cambiar el modelo forestal, otros recuerdan que la Constitución rechazada le facilitaba el financiamiento a bomberos, otros mencionan la educación. Y claro, está también el rol de las millonarias empresas forestales en esto. La cuestión es que hay harto paño que cortar, los procesos culturales toman años y capacitar pueblos enteros no se hace de un día a otro. Y claro está la tele y redes sociales que si se usan para “fakes” ¿porque no para algo útil y de tanta importancia como esta? En todo caso ¡mas vale comencemos pronto con la cultura de la prevención! Quien escribe esto me crecí en la cultura de la prevención y seguridad de lo que es ahora CODELCO El Teniente (vivía en Coya), con extintores por todos lados (financiados por la empresa) y todos sabíamos como usarlos, al punto que cuando lolo apagamos un foco de incendio que amenazaba con quemar la población de arriba del cerro vecino (nuestro matorral -bosque), mientras que bomberos llegaron bastante después. La cuestión es saber cómo, tener los medios y actuar rápido, antes que crezca y se torne incontrolable. Por desgracia, la realidad nacional es esperar a que el incendio este realmente grande para que valga la pena de movilizar personal y equipo, en especial aquel aéreo. Y cuando ya esta grande, ya es tarde. De los incendios de hace unos años, cerca de Tranquilo y en el Colonia y Valle Grande, en que se quemaron sobre 15.000 hectáreas, concluimos que sería bueno contar con campesinos y vecinos (campings y otra infraestructura turística y otros) preparados y equipados con motobombas para apagar el fuego en sus inicios. ¿Que tan cara es una motobomba que puede tener también otros usos? ¿Qué tan complicado es capacitar a algunos responsables por sector?
Y respecto al cambio climático, esos incendios son la antítesis a evitarlo, eso porque se genera una tremenda cantidad de gases efecto invernadero y se pierde una gran cantidad de reservorio de carbono entre la vegetación y el suelo. Y claro, por mas que se reforeste va a haber una cuenta en contra. A propósito, en esto de la reforestación ha habido bastante silencio últimamente. Un tiempo atrás había una gran controversia al estar intentando la CORMA (las empresas forestales armadas y enriquecidas a la sombra del DL 701 y otras regalías estatales) quedarse con los fondos verdes internacionales para la reforestación a la que Chile se comprometió. Y claro, les interesaba seguir plantando pinos y eucaliptos porque absorben carbono. Sin embargo, hubo un estudio que demostró que además dejaban las cuencas sin agua. Versus el bosque nativo que logra lo contrario y muchas veces solo hay que dejar que se regenere. En el último tiempo hay varias investigaciones que demuestran que el bosque (no las plantaciones) mantiene el equilibrio de humedad y lluvia, regulan el clima y temperatura y es menos propenso a incendios. O sea, tiene un rol activo para evitar el cambio climático, las temperaturas extremas y contar con agua. A esto vale añadir la importancia para la biodiversidad y servicios ecosistémicos, como aminorar el riesgo de catástrofes. O sea, un bosque es harto mas que un conjunto de árboles cualquiera y no en vano hubo ahí una sucesión ecológica y evolución de miles de años. Y también necesitamos mas que nunca que la forestación no sea solo para ganar dinero, sino que sirva para solucionar cambio climático, regenerar naturaleza y entregar servicios. Eso es negocio de bien común en que ganamos todos.
Finalmente, ¡puchas que duelen estos incendios! No en vano los humanos y árboles compartimos alrededor de 20% de ADN común. Agréguese la biodiversidad y demás hermanos, también humanos, que perdemos.