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Llamado a PEACEBOAT y los ciudadanos japoneses para la defensa de la vida en el mar de la Patagonia chilena

En el 2022 Chile exporto a Japón 160.400 toneladas de salmón por US$ 1.208 millones, lo cual significó un aumento de 17% en ganancias y 1% en volúmen respecto al año anterior. Salmón y trucha son los principales productos de exportación de Chile a Japón, siendo este país el segundo comprador de estas producciones con el 17,7% de la producción total de salmones.

El mar interior chileno donde se cultivan esos salmones es la mayor de las tres zonas de fiordo del planeta y que contiene ecosistemas únicos, con una alta biodiversidad marina, -principalmente corales, mamíferos y aves marinas- priorizada como de importancia para la conservación mundial (WWF, 1995, TNC-USAID,1999/ Nitklisheck, 2017).  Al sur de la península de Taitao (46°30′00″S 74°25′00″O), se identifica este litoral como una ecoregión única a nivel mundial (TNC-USAID, 1999).

En este mar existen catorce ecosistemas prácticamente desconocidos (Häussermann, 2022), donde habitan y se desplazan una gran diversidad de cetáceos, siendo el área mas importante de la población de ballenas azules (Balaenoptera musculus) del hemisferio sur (Hucke,2003). Este mar esta siendo intervenido de forma irresponsable y destructiva por la industria pesquera y las operaciones de la mega industria de cultivo de salmónidos, contando con el auspicio, complicidad y los subsidios del Estado, desde hace tan solo cuatro décadas.

Nos consta que lo que los responsables consumidores japoneses ignoran que los salmones y truchas que consumen de procedencia chilena son un producto químico industrial cultivado de manera intensiva en balsas-jaulas. Estas especies,-salmón Atlántico (Salmo salar), salmon Coho (Oncorhynchus kisutch) y trucha arcoíris (Oncorhynchus mykiss), son especies de peces carnívoros del hemisferio norte, introducidas en aguas chilenas con fines comerciales y aca son consideradas como invasivas en la Estrategia de Biodiversidad de Ministerio del Medio Ambiente.

Por cierto, que ignoran también que estos cultivos marinos incluyen el uso intensivo de antibióticos, químicos para pigmentar su musculatura y poder comercializarlos, pesticidas, sustancias antifouling, antifúngicos y pellets conteniendo harina de pescado de especies silvestres, tales como jurel, anchoveta, sardina o caballa, las que podría ser destinadas al consumo humano por los chilenos. También en su dieta incluyen soja transgénica.

La creciente contaminación orgánica de alimento no consumidos y fecas que se depositan en el fondo marino, se unen a la contaminación química de residuos plásticos que afectan los ecosistemas costeros del mar interior austral. Esas contaminaciones,- según estudio del Centro Huinay-, redujo la biodiversidad marina en las áreas de fiordos en un  75% en los últimos diez años! (Häussermann, 2022). Vale agregar, que a causa de sobreproducción 30 a 40% de los centros suelen volverse anaeróbicos lo cual impide la vida en el lugar.

También los consumidores de Japón ignoran que 50% de esos centros de cultivo industrial de salmónidos en las regiones patagónicas de Aysén y Magallanes, se encuentran ubicados en parques nacionales, santuarios de la naturaleza y áreas protegidas por el Estado, o que un 40% de ellos son propiedad de empresas extranjeras,- incluyendo a las transnacionales japonesas Cermaq/ Mitsubishi, Multi X /Mitsui y Salmones Antartica / Nissui-, mientras un 40% de las concesiones salmoneras entregadas por el Estado chileno se encuentran hipotecadas a bancos Noruegos, Daneses y chilenos, mientras la industria del salmón utiliza solo el 30% de sus concesiones, evidenciando el carácter especulativo de esta mega industria acuícola exportadora.

En la actualidad, las organizaciones de la industria de cultivo del salmón llevan a cabo una agresiva campaña de amedrentamiento de las organizaciones ambientalistas, indígenas y de derechos humanos, así como de desinformación, presión y lobby político para continuar con su proceso de expansión territorial y evitar su eliminación de parques nacionales y áreas silvestres protegidas.

De hecho, al sur del canal de Chacao opera el denominado “Estado Salmonero”, imponiendo su control sobre los territorios, comunidades costeras y autoridades locales. Durante la presente temporada, la industria exportadora de salmón está saboteando la aplicación de la recién establecida Ley de Servicio Nacional de Biodiversidad y Áreas Protegidas, así como la creación de nuevos Espacios Marino Costeros de Pueblos Originarios (EMCPOs), intentando modificar en el parlamento la ley que los crea (Ley Lafkenche).

Llamamos a los ciudadanos y consumidor japoneses responsables y con sensibilidad social y ambiental a no consumir las producciones de salmón químico industrial chileno, con lo cual estará apoyando la lucha de las organizaciones ciudadanas, ambientalistas, de derechos humanos, comunidades costeras e indígenas contra las malas prácticas y abusos de la industria salmonera y en favor del respeto a la vida en los mares del sur de Chile.

  • Entregado a PEACE BOAT en 2024 y a bordo en febrero 2025.
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