Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.

Estábamos discurriendo sobre que escribir y pensando en reflexionar sobre varios temas, cuando nos encontramos con un video en que el programador y periodista australiano, Julian Assange, que como se sabe esta siendo perseguido por el “Tio Sam” por, según ellos, dar a conocer información secreta que los deja mal parados y que lo ha llevado a ser secuestrado y estar retenido por años. En esos casos en que se le pisan los callos a los poderosos, como que los derechos humanos se olvidan fácilmente.  Ese video rápidamente se volvió viral por su mensaje.

Ahí le preguntan a Assange, cual es su mayor enemigo y el responde que es el mismo de todos: la ignorancia, no entender lo que sucede en el mundo (en lo que coincidimos). Luego pregunta ¿Y quien promueve la ignorancia? Y responde: Pues, quienes quieren mantener un manto de secreto en temas como las guerras. De ahí, se refiere a los periodistas cómplices y las mentiras propaladas por malos medios de comunicación; como instigar a y justificar las guerras, en lo que estas suelen ser resultado de las mentiras en los medios, eso, porque la gente prefiere vivir en paz. Bueno, habría que agregar que los medios viven de recaudar fondos, avisaje y con eso pagan algo a los periodistas. Y como ya publicamos antes, el dinero gastado en armamentismo y guerra es cuatro veces lo que costaría solucionar los problemas de la humanidad (y de paso evitar guerras). Si esto pasa con la guerra y de billón de millones de dólares anuales que se gasta en el mundo en armarse, evidentemente también pasa con otros temas. Tras la ignorancia hay múltiples intereses. Y suelen ser muy poderosos.

A propósito de esto y los periodistas ¿se han fijado que hoy en día todos los servicios públicos y grandes empresas cuentan con al menos uno de estos profesionales, que por desgracia, en muchos casos, terminan siendo unos pequeños Goebbles, propagandistas de su jefe o para su servicio/empresa, cuando bien podrían combatir la ignorancia, develar falacias en temas de la incumbencia de ese servicio o evitar mentir para conseguir los fines de su empresa o gremio. Algo como ética. La verdad es que dejarle buena parte de esa pega a quienes sí nos dedicamos a informar desde la sociedad civil y algunos desfinanciados medios independientes, es re cómodo. Así es porqué existe esta columna, nuestro programa de radio y sitio web, donde va a ver o escuchar  temas, opiniones e información difícil de que encuentre en otra parte.

Y respecto de la independencia y abertura de los medios de comunicación, vale transmitir unas experiencias: Cuando se denuncio el basural salmonero ubicado en el Parque Nacional Laguna San Rafael hace algún tiempo, esa noticia fue dada a conocer por radio Santa María y de ahí el corresponsal de una de las grandes y conocidas emisoras nacionales, se la transmitió, pero alla estuvieron reticentes (tuvieron miedo) en publicarla, porque los podían demandar desde el poderoso Estado salmonero. Así que el corresponsal tuvo que convencerlos que había nada falso, ni raro, ni ilegal (había fotos y testigos) como para estarse asustando. En todo caso, esa radio cuenta con harto avisaje de SQM, mineras y otros, que así evitan que los toquen. Algo parecido nos pasó en los tiempos de Alumysa, cuando en Canadá nos decían que era peligroso publicar algo contra Noranda porque  las demandas contra los medios de comunicación eran habituales. Así las cosas, con la libertad de expresión y de prensa.

Otro tema de reflexión, es que nuevamente estamos apreciando en nuestra capital regional la furia anti árbol, esta vez en pleno agosto, mes en que se suponía no era bueno “podar”. ¿¡Será porque asumen que no podan, sino que mutilan o mochan, intentando matar esos árboles?! En todo caso, si la idea es afear Coyhaique y mostrar el chato espíritu de sus autores, lo están logrando. Hace años habíamos decidido no meternos demasiado en temas como este, en los cuales los propios vecinos, cámaras de turismo, otras organizaciones y gremios y medios de comunicación, que los hay hartos, podrían/debieran defender su ciudad y patrimonio. Pero parece que esperan nosotros les hagamos la pega, o les da lo mismo o no se atreven meterse con la autoridad que ordena dicha brutalidad. En una de esas, es a causa de que estamos en modo o moda hormigón-cemento y su lucrativo negocio para alguna constructora. Eso nos recuerda cuando esa moda cubrió en los años 50 a 60 del S. XX casi toda ciudad y pueblo europeo de estuco y hormigón; era sinónimo a progreso y no en vano la arquitectura de aquel tiempo fue denominada “brutalismo”. Y fuimos testigos (en Alemania) de cómo en los 70 a 80 se recuperó/volvió la cordura y estuvieron sacando estuco, restaurando patrimonio, recuperando su identidad y rompiendo pavimentos para plantar árboles. La verdad es que esperaríamos acá fuésemos más inteligentes y aprendiésemos de esa experiencia ajena de hace hartos años y saltarnos el periodo gris y brutal aquel. Mas aún, cuando ya debiéramos tener en claro que con el cambio climático, contaminación y crisis de biodiversidad, el hormigón y cemento y arrasar con los árboles, es parte del problema y no de la solución.

Y bueno, también pretendíamos reflexionar sobre el antropocentrismo medieval, pero lo dejaremos para otra oportunidad.

 

 

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