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a Diez Años del Principio del Fin de HidroAysén

Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.

Este lunes pasado se cumplieron diez años desde que el Comité de Ministros, cumpliendo el compromiso de la hace poco asumida, por segunda vez, Presidente Bachelet, rechazo definitivamente el megaproyecto HidroAysén, de ENEL -Colbún, que sería el principio del fin de él. Eso, porque la empresa reclamó ante el Tribunal Ambiental, el que el 31 de octubre de 2017 confirmó ese rechazo. Ese año, también la justicia le dio la razón a la Dirección General de Aguas en el pleito pendiente por derechos de aprovechamiento suplementarios para el proyecto, que habían sido comprometidos por el ex ministro MOP Eduardo Bitrán. Con eso, la iniciativa se volvió irrealizable, recurriendo la empresa a la Corte Suprema. Así ya no tenía mucho sentido esperar a un próximo gobierno para un nuevo intento. Finalmente, el 17 de noviembre de 2017, el directorio de HidroAysén envía un “hecho esencial” a la Superintendencia de Valores y Seguros comunicando la disolución de la sociedad, renunciando además a sus derechos (monopólicos) de aprovechamiento de agua en el Baker y Pascua.  Finalizaba así,  mas de diez años de campaña y arduo trabajo, con una rotunda victoria, la mayor campaña ambiental realizada en Chile en la cual se involucraron decenas de organizaciones locales – regionales, nacionales e internacionales y miles de personas. Un triunfo épico poco habitual, ese en el cual gana la ciudadanía organizada y el gobierno no se inclina hacia el lado del negocio.  Claro, que aún estaba rondando el otro megaproyecto, aquel del Rio Cuervo, de Energía Austral -Glencore, que nos tenía bastante complicados ya que contaba con la aprobación del gobierno.

En todo caso, de las consecuencias terroríficas anunciadas por HidroAysén, de apagones, estancamiento del desarrollo del país, miles de desempleos y otros demonios que se nos habían anunciado (y como suelen pintar al “cuco”), paso NADA. Tampoco, la falta de energía que habría según insistían los ministros del ramo, siempre tan al lado de las grandes empresas. La cuestión es que, al contrario, la inviabilidad de represas en la Patagonia también llevo a ENEL a retirarse del Puelo y de Neltume (del Futaleufú se había retirado antes), que eran sus próximos pasos. También terminó con la concentración del tripolio eléctrico y permitió el surgir de las energías renovables no convencionales, de las cuales Chile hoy es líder latinoamericano y ejemplo mundial. Además, puso fin a los derechos de aprovechamiento de aguas que impedían que los usuarios ribereños, al fin, tras décadas infructuosas, tuviesen acceso a ellos. Fuera de eso, se produjeron otros cambios profundos en la política energética, como las políticas regionales para Aysén y Magallanes y las leyes de equidad y “net metering”.   Además, vale recordar que las mayores manifestaciones y marchas post dictadura comenzaron contra las represas en la Patagonia y luego prosiguieron con los estudiantes, los cuales hoy están en el gobierno. Todos esos cambios y consecuencias, no menores, hoy hay pocos que los reconocen.

Por cierto, los diez años de campaña sacrificada dejaron huella también en las y los que estuvimos dedicadas a ella, algunos de los que veníamos de la campaña contra Alumysa (otros catorce años). Ambas campañas, no violentas y con alto estándar ético. Sin duda, buen ejemplo de que de esa forma se consiguen los objetivos, sin necesidad de odiosidad, ni violencia.  Si comparamos con otras campañas, como cuando el empresariado saca a sus empleados a la calle con mentiras y ahí amenazan con motosierra en mano, o chorrean odiosidad creando un clima bélico para defender sus intereses privados, hay un mundo de diferencia.

Agradecemos a quienes en estos días nos recordaron este “decaniversario” y la verdad es que tras las increíbles victorias sobre Alumysa e HidroAysén y luego sobre Energía Austral, como estas se fueron muriendo de a poco, nunca hubo siquiera algún festejo, ni nos dimos el gusto de celebrar en grande como lo merecíamos. Puede ser eso también por el fin altruista que tenían y nos quedamos contentos con solo obtener el resultado de bien público que era su objetivo.

  • Imagen: primera manifestación en el Baker, marzo 2006, cuando HidroAysén aun no existía (en ese entonces ENDESA estaba sola aún!)

 

 

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