Peter Hartmann. Director CODEFF Aisén Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.

Mientras otras y otros están de vacaciones, por nuestra parte hemos estado veraneando en la playa de la CRUBC (Comisión Regional del Borde Costero) y francamente la cantidad de coliformes y otros contaminantes presentes ahí nos tiene enfermos. Una playa de la cual, al igual que el mar de Aisén, se sienten dueños los salmoneros y tratan igual que el guatón famoso aquel de “salgan de mi propiedad”. De hecho, estaban el miércoles pasado instalados en esas poltronas (palabra favorita del padre del alcalde Roncagliolo, que se lo habla todo) al menos cuatro de ellos, inclusive su abogado ex Vicaria de la Solidaridad, ex Patagonia sin Represas, ahora mal-reciclado a Patagonia sin ECMPOs. Dedicado él a buscarle las cinco patas a éstas y descalificar a todo quien intentase poner algo de verdad y cordura en este asunto. Y a propósito; nosotros nunca hemos tenido ni estado en campaña “Patagonia sin Salmoneras”, por la sencilla razón de que ya están. Y tampoco nadie pretende que se vayan todas, porque eso es algo casi imposible. Sí, nos gustaría que se cumpla la ley, por ejemplo, en cuanto a caducar, se cumpla la zonificación del borde costero y salgan de las áreas protegidas. A propósito, las ECMPO en trámite coinciden con la Reserva Nacional Las Guaitecas.

Y la consigna en esa playa era “salgan de mi mar” por parte de los recién llegados industriales que se han ido apropiando y vandalizado esas aguas y no aceptan los derechos de los pueblos originarios que llevan siglos ahí y en su tiempo eran unos cuatro mil. Y que hoy sean menos, ¡francamente no es responsabilidad de ellos! Y lloran y patalean los industriales porque los descendientes originarios están tramitando ECMPOs (Espacios Costero Marino para Pueblos Originarios) que suman 600 mil hectáreas de la superficie original de uso consuetudinario de tres millones y medio.  Y claro, los cabecillas del gremio salmonero cínicamente “no tienen nada en contra de los pueblos originarios”, pero movilizan a todos sus sindicatos, prestadores de servicios y comunicadores para hacer el trabajo sucio, convencidos éstos de que van a quedar sin empleo, que se va a venir al suelo la economía del litoral y los indígenas se quieren apropiar del mar de todos. Todo lo cual es demostrada y absolutamente falso. Es más, las ECMPO se fueron modificando justamente para darles en el gusto y les afecten en nada. Pero igual están en campaña, una que no queda claro, además, si es por complicar al gobierno y para hacerle sentir su poder también para el futuro, en lo que los hemos visto acompañados por varios políticos y candidatos a las próximas elecciones. De hecho, ya están tan empantanados con sus falsedades que difícilmente van echar pie atrás, lo cual evidentemente le hace bien a nadie y sigue desprestigiando la política. En esto de la campaña del terror, hasta ahí mismo en la CRUBC, el abogado salmonero veladamente amenazó con conflictos y violencia y la Diputada M. Raphael y prestadores de servicios amenazaron con sacar a la gente a la calle si se aprueban las ECMPOs.

A lo anterior, vale agregar que no se puede comparar el litoral estuarino y archipelágico de la Patagonia con aquel lineal del resto del país. No se puede comparar 35 mil Km2 de maritorio, un tercio de la superficie regional y con una costa de 8 mil Km. de largo con aquella de 5 a 6 mil kms del resto del país (sin Antártica), no se puede comparar ECMPOs en nuestro litoral de islas rocosas y lluvias a todo dar, con las de mas al norte donde sus comunidades cuentan también con suelos cultivables.

En segundo lugar, vale recordar que estas ECMPOs se presentan en alianza con los pescadores artesanales. Pescadores que con la Ley Longueira están en franca extinción.  Vale recordar que el lema de Pablo Galilea, esposo de la Diputada Raphael y en ese entonces Subsecretario de Pesca y Acuicultura, era que los pescadores son prehistóricos y deben ser reemplazados por cultivos marinos. La idea es tratar con empresas y bancos, no con pescadores libres. La idea es que estos sean sus empleados para ir a limpiar las basuras, como algunos ya lo hacen.

Y también hemos sido testigos, como las famosas “siete familias” actúan en el litoral de Aisén y cuentan con al menos 50 concesiones en áreas protegidas (Blumar y Camanchaca), de cómo se ha ido concentrando la industria en grandes empresas (grupo Agrosuper y otros), y transnacionales como Cermaq, Salmones Antartica (Japon), Australis (China), MOWI (Noruega), Multi X (USA /Jap.), Cooke Aquaculture (Can.) que controlan 158 de las 352 concesiones ubicadas en áreas protegidas. En el resto del mar regional hay otras 124. Entonces, si sumamos que 40% de las concesiones están hipotecadas, la gran mayoría en bancos noruegos y daneses ¿De que mar de todos, de que soberanía nacional, de que patria estamos hablando? Si agregamos que las empresas salmoneras que reclaman por mas concesiones tienen 40% de las que ya están en su poder sin producir ¿De que necesidad, crecimiento y empleos estamos hablando?

Lo otro que aprendimos, es que esto del cuidado ambiental y sustentabilidad de los salmoneros, aparte de fachada, se trata solo de que el ambiente les sea funcional, o sea el agua y los negocios. Por otro lado, la biodiversidad les importa un rábano. En cambio, por el lado de los pueblos originarios eso es parte de su cosmovisión y tienen claro que con un mar enfermo a la larga colapsan todos los que viven de él, también los salmoneros y sus empleados y prestadores de servicios (¿recuerdan lo que paso con el ISA?). Y en cuanto al Estado, lo que se espera de sus instituciones es que velen por los intereses nacionales y de las próximas generaciones, más allá de solo las próximas elecciones.

  • foto:  Sector ECMPO Islas Huichas
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