Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.
La semana pasada tuvimos la ocasión de ser parte del penúltimo capítulo de lucha salmonera por la hegemonía sobre el litoral de Aisén. Esto ocurrió en el marco de un taller de la Comisión Regional de Uso del Borde Costero, CRUBC, sobre la tramitación de Espacios Costero Marinos de Pueblos Originarios, EMPCOs, en el litoral de la región. En esa ocasión, los salmoneros & Co. (tenían una numerosa barra), una industria que viene entrenada y bien organizada tras su lucha por salirse con las suyas en la ley del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas, SBAP, hicieron lo posible por torpedear y buscarle las cinco patas a las ECMPOs que tramitan hace un lote de años las comunidades huilliches o lafquenches del litoral. Penúltimo capítulo, porque llevan meses en una campaña del terror plagada de falsedades, odiosidad y racismo contra esas iniciativas.
Por nuestra parte, nos parecen interesantes las propuestas de ECMPOs y notable el aplomo, seriedad, respeto, inclusividad y transparencia con que han estado actuando los lideres de esas iniciativas, cumpliendo a cabalidad la ley, en lo cual se han asociado con los pescadores artesanales. Igual, es notable la asimetría entre lideres de comunidades y dirigentes sindicales, que deben abandonar su trabajo perdiendo ingresos, viajar por horas y días fuera de su hogar, alojar en Coyhaique, manejarse en tecnología y comunicaciones, vs. toda una tropa de gerentes citadinos bien remunerados, sus subalternos, asesores y abogados, además de adláteres campañistas engatusados.
Y decimos que nos parecen interesantes las propuestas, porque todo lo que sirva para la conservación de la biodiversidad (recursos, para algunos) en un litoral escasamente conocido y donde debiesen prevalecer los principios de precaución y prevención, antes de su intervención a rajatabla. De hecho, las ECMPOs que están en debate, se superponen o refuerzan otra iniciativa de conservación como es la Reserva Nacional Las Guaitecas, cuyo plan de manejo está en elaboración. Seria bueno conocer la opinión de CONAF y el ministerio del Medio Ambiente al respecto.
Ahora, respecto a los argumentos de los salmoneros de que sus concesiones solo ocupan 50 mil hectáreas y son una industria importante, que aporta mucho empleo y dinero (y es muy poderosa), vale recordar que el impacto de sus centros de cultivo va mucho mas allá de sus concesiones. De hecho, sus cables, tráfico de embarcaciones, desechos, pesticidas, antibioticos y salmones escapados, son importante impacto y costo para el país y las futuras generaciones y que suele pasar desapercibido. Vale recordar también, que en el Centro Huinay (Haussermann & Fosterra) se demostró que tras diez años de estudio había desaparecido 75% de la biodiversidad submarina, y la única causa posible era la salmonicultura ubicada a kilómetros de ahí. Súmese, que en estos días se anunció que el Delfín común se agrega a las especies que se encuentran en peligro (como las ballenas). Entonces, si observamos un mapa del litoral con los puntos rojos de esas concesiones, veremos que está totalmente apestado. Peor aún, es observar un mapa de las Áreas Aptas para la Acuicultura, las que aparecen hasta en parques nacionales y si vemos un mapa de barrios salmoneros, estos abarcan todo el litoral Central y Norte. Agréguese, que el discurso habitual de los salmoneros es de ser propietarios del mar interior de Aisén.
Esto viene ya de la época en que se discutió la Zonificación del Borde Costero de Aysén (2004), otra iniciativa bien intencionada, en la cual al final volcaron la mesa imponiendo su poder e intenciones hegemónicas; así es como actualmente hay concesiones salmoneras hasta en parques nacionales, en sectores bentónicos, caladeros, sectores turísticos, caletas y bahías portuarias y con balneario como Cisnes.
Por otra parte, acusar a las comunidades originarias (dueñas originales del litoral ¡eso es 35 mil Km2!) de querer apropiarse de éste, ser mafiosos y egoístas, es como mas bien al revés. De hecho, buena parte de la industria salmonera hoy es transnacional y un 40% de sus concesiones están hipotecadas, la mayor parte en bancos noruegos y daneses. Eso son alrededor de 20 mil hectáreas de “mar chileno”. Impugnar y descalificar el trabajo de “permisologia” (como les gusta llamarlo) ya hecho por varios años, a los asesores y servicios públicos que han estado haciendo este trabajo con las comunidades, y a los lideres de estas iniciativas, es francamente de mala leche. De hecho, harto que les gusta que la institucionalidad actúe hacia su lado, cerrando los ojos ante por ejemplo el 40% de concesiones que debieran ser caducadas ¡a tanto que hay algunas con 5 y 9 años sin uso! ¿Para que quieren todo si aparentemente lo están usando solo para especular? Por cierto, esto de las caducidades, hipotecas, ley del embudo, doble estándar, falta de fondos para investigar los ecosistemas y biodiversidad, no le causa la menor inquietud a quienes le hacen coro y estiran la mano hacia los salmoneros.
Finalmente, lo anterior es igual de escandaloso y a ver si arman barullo, que la venta de la Isla Acuau (su nombre chono) rebautizada a Traiguén, la que se ofrece como “rara isla virgen siete veces mas grande que Manhattan”, en 35 millones de US$. Esa isla de 4.450 Has. es habitada parcialmente por la familia Nahuelquin Delgado hace más de 60 años; sin embargo, Bienes Nacionales se la entregó al Ejército para su uso en 1989, pero éste la vendió sin dar explicaciones en Santiago a CIFCO (Ergas), en 2 millones de US$.
- Imagen de concesiones salmoneras litoral norte y centro de Aisén y áreas protegidas en verde. Notese que las ECMPOs coinciden con area protegida.