De Destructivos y Ambientalistas
Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.
En los últimos días mientras veíamos la columna – comentario de Tomas Mosciatti “Camino a la Destrucción Total”, recibimos la noticia del viaje al más allá del abogado y premio nacional del Medio Ambiente, Fernando Dougnac.
Ambos hechos, mientras continúan los incendios en Chile central, nos llevan a reflexionar sobre como los chilenos destruimos nuestro país, muchas veces por miserables treinta monedas y llenándose la boca de patrioterismo, y como por otro lado hay quienes intentan parar esa infamia. Sobre destrucción no sería la primera vez que escribimos, alguna vez contamos incluso como de los paraísos de nuestra infancia ya prácticamente queda nada y como nos pasamos la vida intentando parar cuanta brutalidad destructiva. En eso, fuimos testigos cercanos de como el secano costero, antaño “el granero de Chile” y nuestro amado bosque nativo fueron reemplazados por pinos y luego eucaliptos. Es cosa de sobrevolar el centro sur para apreciar esos kilómetros cuadrados de monocultivo, sin siquiera dejar cortafuegos, ni respetar las quebradas, cauces y poblados.
Supe de Fernando Dougnac en 1984, viendo el excelente documental “Y es Nuestra” con música de Illapu y que trata de como una minera le usurpa el agua a una comunidad Aimara del Altiplano, la que a su vez vendía sus productos tejidos a una ONG holandesa. La ONG esa, les financia un abogado que logra recuperar el agua. Ese abogado averigüé que se llamaba Fernando Dougnac y fue todo un descubrimiento. Lo fue, porque por nuestra parte estábamos intentando evitar que el Ministerio de Obras Públicas extrajese el agua del lago Chungará para enviarla a Arica a regar tomates, de esos que se consume como lujo invernal en nuestro país; un muy buen negocio. Toda una historia, en que nos iniciamos en el ecologismo y Dougnac como abogado ambientalista. Y vale la pena contarla. Tras titularnos como arquitecto y tras un trabajo anterior con CODEFF para declarar la Reserva Nacional Los Cipreses, solíamos meternos a las reuniones del directorio de esa organización, reclamando, como típico joven, más acción. En una de esas, me retrucaron a que si quería acción me hiciese cargo de la denuncia recibida bajo cuerda sobre el proyecto del MOP para sacar agua al Chungará y con eso al bojedal de Parinacota y lagunas Cotacotani, en pleno Parque Nacional y Reserva de la Biósfera del Lauca. Así creamos la “Comisión Lauca Chungará” y nos pusimos a averiguar sobre el tema. ¡La verdad es que aprendimos muchísimo! Recordamos especialmente las conversaciones con la limnóloga Irma Vila y la antropóloga Milka Castro, para entender el problema. La cuestión es que en plena dictadura, el Intendente de la 1a Región quien se decia tenía relación con algún terrateniente tomatero de Azapa, incitó a aumentar la superficie de riego y con eso aumentar la infiltración para el agua potable de Arica y mayor caudal para la Central hidroeléctrica de Chapiquiña. Eso, sacando agua del lago hacia el río Lauca y de ahí hacia Azapa. A su vez, el Chungará, que tuve la suerte de haber conocido antes, aparte de su maravilloso paisaje y estar en área protegida llena de vida, es un lago endorreico y en el habitan varias especias endémicas. Sus aguas filtran hacia las Cotacotani y el bojedal de Parinacota, donde hay una comunidad aimara pastoreando sus auquénidos. La verdad es que no había demasiada preocupación sobre los efectos de destruir el lago y su vida, las lagunas, el bojedal y esa comunidad. A su vez el principal problema ambiental de Arica era la contaminación de sus famosas playas por las aguas servidas de la ciudad. A eso, vale agregar que ahí hay harta energía solar disponible para bombear, desalar y para el uso eléctrico y que en Azapa se usa mucho pesticida, que también va a parar a las aguas subterráneas. O sea, como tanto otro problema ambiental, se estaba optando por la peor solución.
Bueno, tras investigar y dar a conocer el problema, estaba claro que había que pasar a la acción legal y es ahí cuando descubrimos a Fernando Dougnac. Eso, mientras nos estábamos viniendo a trabajar a Aisén. En esos días, nos llamó don Godofredo Stutzin, también abogado, fundador y toda una personalidad del CODEFF, para que le enviase todos los antecedentes ya que Dougnac, a quien no conocíamos personalmente, se haría cargo del caso. En eso, mientras el MOP instalaba unas tremendas bombas en el lago, llego hasta la Corte Suprema, parando finalmente ese nefasto proyecto, del que nunca más se supo. ¡Obvio que con ese se ganó nuestra admiración cariño y gratitud! Fue una victoria increíble y así, además, aprendimos que de vez en cuando los ambientalistas logramos parar a los destructivos y si no fuese por nosotros ya poco quedaría del Chile natural. A Fernando Dougnac, lo conoceríamos personalmente tiempo después, creo que en un encuentro de la Red Nacional de Acción Ecológica; todo un personaje, muy simpático y que en ese entonces, en vista de sus triunfos nortinos, se presentó de candidato a Senador en esa zona. De ahí en adelante, se convirtió en un famoso y exitoso abogado ambientalista, que en esa época eran escasísimos. En 1998 funda con otros colegas la Fiscalía del Medio Ambiente, ONG FIMA, cuyo rol en las acciones legales para parar el megaproyecto Alumysa y el proyecto Río Cuervo, en nuestra región, fue de gran importancia. ¡Y lo sigue siendo hoy! En esos años también amistó con los Tompkins y de ahí recién nos enteramos que era hijo o nieto del famoso aisenino Juan Dougnac, cerrándose el circulo de las casualidades del destino.