La Megacrisis y la Contingencia Ambiental
Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.
Parece que en la segunda quincena de enero se agolparon todos los eventos que no se pudieron realizar a fines del año pasado y aquellos que no se podrán realizar en febrero. Así tuvimos, en lo que a nosotros nos tocó ´participar, el “Congreso Futuro”, el conversatorio “Crisis Climática en Aysén, Desafíos y Propuestas”, el lanzamiento del documental “Katalalixar”, una charla de la alcaldesa de La Pintana explicando el sistema de residuos sólidos de esa comuna y la aprobación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas, SBAP, por la Cámara de Diputados.
Todas estas tienen algo en común, la llamada “megacrisis”. Porque esto del reduccionismo de circunscribirnos a solo la crisis climática o solo a los residuos, es no comprender el fondo del problema. Y por cierto, uno de los componentes de esa megacrisis es el ninguneo o hacer como que no existe, o la desinformación, o peor aún, reírse de ellas. Y si hay crisis o emergencia climática o Cambio Climático y este incide en la amenaza de sexta extinción en masa y las basuras nos agobian, el fondo del problema es la crisis de nuestra civilización. O sea, todo parte de nosotros mismos, porque no es el clima, ni la vida, ni la Madre Tierra las que están provocando los trastornos y mientras no entendamos eso y que con mas de lo mismo no vamos a solucionar los problemas, no avanzaremos .Por mas COP que se hagan y compromisos y leyes se tomen y promulguen. Como dice el maestro Masanobu Fukuoka “La restauración de la tierra y la restauración del corazón son un mismo y único proceso”.
Entre algunos elementos y reflexiones sobre lo ya dicho, constatamos la notable ausencia y participación de jóvenes en estos eventos. ¿Es que no les interesa saber algo mas sobre lo que ocurre en el mundo ese que están heredando? ¿O es que están hartos de blablá y prefieren la acción o solo la acción? ¿O es que el tecnoceno y sistema los tiene absortos en cosas “mas importantes”? Otro, fue la ausencia de estos temas en los medios de comunicación (salvo Congreso Futuro que tenía su propia difusión). Así prácticamente no hubo mención a la aprobación del SBAP (salvo en medios salmoneros), mientras se la pasaron al menos dos semanas embolinados con acusaciones constitucionales sin destino e importancia. ¿Es que la biodiversidad en nuestro territorio, o sea la vida, y las áreas protegidas, esas donde les gusta ir de vacaciones y que le dan trabajo a miles de connacionales, y que nos prestan servicios ecosistémicos irreemplazables, no tienen importancia? ¿Es que creen que vamos a vivir de billetes y metales?
Visto lo anterior y que pareciera traslucir la ignorancia y miopía nacional y escasa cultura ambiental ante estos temas, no es de extrañar que la tramitación de la ley del SBAP haya tomado más de ocho años (once si se incluye el proyecto anterior). Años en que “las fuerzas del mal”, los intereses creados, hicieron de todo para torpedearla, por lo que vale destacar que la actual ministra de Medio Ambiente se las jugó para sacarla y hasta se logró aumentar el presupuesto destinado a él. Ahora, aún falta terminar la tramitación: el proyecto de ley vuelve al Senado y de ahí se va a Comisión Mixta, la cual tendrá que “arreglar” aspectos y artículos que quedaron contrapuestos (como que los diputados no leen o no entienden lo que votan). Así ocurre que aprobaron el articulo 92 que ¡permite concesiones sectoriales industriales y mineras en las áreas protegidas! y el 93 que no las permite. Así ocurre que aprobaron el artículo 29 que no reconoce todos los sitios prioritarios para la conservación de la biodiversidad y también el articulo 8° transitorio que si los reconoce e incluye. Si bien los artículos 92 y 29 tienen sus restricciones, como el de permitir solo actividades industriales “sustentables”, a estas alturas ya sabemos que se entiende por sustentable hasta las peores actividades depredadoras, extractivistas y contaminantes y ese termino se ha vuelto plástico y marquetero. La verdad es que hay harto donde ejercer esas actividades, dar empleo y demostrar su sustentabilidad, en vez de hacerlo en bienes nacionales y comunes y áreas muchas veces prístinas desconocidas para la ciencia y sin siquiera calcular su capacidad de carga. Por lo demás ¡la salmonicultura y minería sustentable son un oximorón! Y como ya lo hemos escrito antes: ¿cómo es que el Congreso refrenda convenciones internacionales como las de Washington (en que se excluye actividades industriales y mineras de áreas protegidas) y de Protección de la Biodiversidad, si después aprueban artículos de leyes en contrario?
Por su parte, el documental Katalalixar (Reserva Nacional ubicada en la Comuna de Tortel) que tiene de protagonista a (la antropóloga) Ayelén Tonko Huenucoy (Kawesqar de Puerto Eden), es un esfuerzo para poner en valor ese lugar prístino, comprometer a ese pueblo originario en su protección y declararlo parque nacional, en vista de la amenaza salmonera y pesca industrial.
A su vez, La Pintana se hizo famosa con un documental de la BBC sobre su exitoso y envidiable sistema de reciclaje (compostaje) de residuos sólidos (por acá propusimos algo parecido a fines de los 80s y posteriormente hubo un intento fracasado) y que les significa un considerable ahorro, también de gases efecto invernadero. Sin embargo, es visto como algo “hippie”. No olvidar que en ese tema también hay grandes intereses y muchos millones en juego y para algunos eso es mas importante que cuidar y restaurar la vida.