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Plan de Manejo Reserva Nacional Las Guaitecas

Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.

Junto con informarnos hace algunos días en CONAF sobre la Reserva de la Biosfera UNESCO Laguna San Rafael, también lo hicimos sobre el Plan de Manejo de la Reserva Nacional Las Guaitecas (además se está  elaborando desde hace tiempo aquellos de los parques nacionales Isla Magdalena, Melimoyu y Patagonia), en conjunto con Austral Patagonia  – UACH.

Vale recordar que la Reserva Forestal Las Guaitecas es el área protegida mas antigua de la región y su objetivo era la protección del Ciprés, aunque CONAF en los últimos años ha dejado en claro que existen ahí otros valores importantes, también marinos. Esa reserva históricamente ha sido zona de sacrificio de naturaleza e incluso de la etnia Chono. La invasión más reciente, amparada y hasta fomentada por el Estado, es el boom salmonero.  Eso, a pesar de que la Contraloría dictaminó que para poner salmoneras ahí solo se podía hacer en casos excepcionales y con autorización de la autoridad correspondiente. Mas adelante, dejo en claro que ese uso debía estar autorizado por el Plan de Manejo respectivo. De ahí su importancia, ya que no lo tiene, así como tampoco tiene guardaparque, infraestructura u otra medida de resguardo. Lo mismo ocurre con los P.N. Isla Magdalena y Melimoyu.

Así es como hoy existe la cantidad no menor de 320 concesiones salmoneras al interior de la Reserva Nacional Las Guaitecas. Y si las salmoneras instaladas en esa área protegida se comportasen respetándola y respetando la zonificación del borde costero, tal vez nadie estaría reclamando. Pero no es así. De hecho, los salmoneros acomodaron esa zonificación a su gusto, al punto de estar instalados, incluso, donde el único estudio encargado por el Gobierno Regional, dice no debieran estar. Según nuestro seguimiento a INFAS de SERNAPESCA de años atrás, hasta 50% de esas salmoneras han estado anaeróbicas, con enfermedades y piojos marinos, lo que implica uso indiscriminado de antibióticos y pesticidas, también sabemos de varios casos de ballenas y lobos marinos muertos, lodos desertificando bajo las jaulas, basurales en la costa y submarinos y cada vez mas FANs. Y evidentemente, deben haber escapes de salmones. De las concesiones salmoneras, muchas están ubicadas fuera de su área de concesión y al menos 150 están sin uso por lo que legalmente debiesen ser caducadas.

La coordinadora de CONAF encargada de esos planes de manejo nos confidenció que el criterio que se esta adoptando es “realista” o sea, dejando ahí en esa reserva las salmoneras que ya están, pero que no se dejara entrar más, manteniendo libres de ellas los pocos sectores que aún lo están y que no se aceptará la relocalización de otras 115 concesiones que se pretende instalar en esa Reserva. Si bien entendemos las razones para ese criterio, pensamos este mas bien debiera tener base científica y tal vez dejar salmoneras en zonas mas volubles o ya alteradas, poniéndoles condiciones y sacando aquellas de zonas donde no debieran estar. Vale agregar, que ese Plan de Manejo debe considerar también la existencia en la parte sur de la reserva de la zona de amortiguación de la Reserva de la Biosfera Laguna San Rafael, la existencia de Sitios de Conservación de la Biodiversidad, la solicitud de ECMPOS en su interior, los sectores de reclutamiento de peces e importancia bentónica, loberas,  ruta y lugares de permanencia de ballenas, todos ellos no son compatibles con salmoneras. Y claro, desde la época de la Zonificación del Borde Costero nos dicen que no existen los estudios científicos necesarios, mientras se entrega irresponsablemente el maritorio al mejor postor. Ya es hora que la UACH involucrada en este Plan de manejo, el CIEP, el Gobierno Regional, la Subsecretaria de Pesca, Ministerio del Medio Ambiente y CONAF debieran ver la forma de aportarlos en cumplimiento a sus responsabilidades. Si Chile ha ganado tantos millones con el saqueo y degradación de los valores ambientales de esa Reserva, al menos debiera devolver una parte para financiar esos estudios y contar así con un Plan de Manejo de buena calidad y que permita tomar decisiones con base científica. La no existencia de esa información debiera llevar a los principios preventivo y precautorio y aplicar un criterio conservador, en vez de servir de escusa para continuar abusando irresponsablemente de bienes comunes.

La información que si tenemos es que ese litoral es parte de la mayor zona estuariana o de fiordos del planeta y que contiene una alta biodiversidad marina desconocida y priorizada como de importancia para la conservación mundial (WWF, 1995; TNC, USAID, 1999 / Nitklischeck 2017). Y vale recordar, además, que según la bióloga Dra. Vreni Haussermann, en la Patagonia existen catorce ecosistemas marinos diferentes, de los cuales debiera preservarse al menos parte importante de ellos. Mientras, esta ocurriendo, de forma absolutamente irresponsable, todo lo contrario. Según los estudios de Hausserman, en el Centro Huinay, en el lapso de diez años desapareció un 75% de la biodiversidad marina. La única razón o factor para ello fue la llegada de salmoneras a la zona. Y evidentemente, eso no debiera ocurrir en un área protegida en complicidad de un Estado responsable de lo que ahí ocurre y que suscribió las convenciones de Washington y para la Conservación de la Biodiversidad. Menos aún, cuando nos enfrentamos a una grave crisis mundial de biodiversidad y nos estamos comprometiendo como país a preservar la vida natural protegiendo el 30% de nuestros mares.

 

 

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