Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.

Mientras asumía, y aun lo hace acá en Aisén, el nuevo gobierno, con todos esos actos simbólicos y emoción que traía aparejada, nos encontramos entre otros, con esa fotografía oficial del Presidente Boric con fondo de mar, un mar “que tranquilo te baña” en que no se aprecia contaminación, ni salmoneras. Mientras eso ocurría, nos encontramos también con mucha opinión y chaqueteo de mala leche de pitonisos que ya le encuentran dos mil defectos al nuevo gobierno cuando este recién esta asumiendo. Y la verdad es que ya antes venían viendo todo negro desde su oscuridad interior. Al mismo tiempo, veíamos como algunos cercanos a esos oscuros, como los salmoneros, “felicitaban” esa asunción pauteando lo que esperan del gobierno. Mientras se supone que las ONGs no podemos meternos en política ¿que tal si se mide con la misma vara a las organizaciones empresariales que definitivamente se meten harto más en política y son harto más poderosos? Por nuestra parte, cansados del gobierno anterior definitivamente poco ecológico, miramos con esperanza, al igual que muchos, a este nuevo gobierno y esperamos le vaya bien y que eso se traduzca a que a Chile, su gente y su naturaleza también les vaya bien. También vemos en él a varios conocidos y conocidas con quien teníamos alguna cercanía desde antes y desde ya les ofrecemos nuestros parabienes y colaboración.

Y mientras asume el nuevo gobierno, recibimos la triste noticia que emprenden viaje al mas allá dos conocidos personajes regionales con quienes teníamos alguna relación. Se trata del operador y pionero turístico Carlos Muñoz y del jinete – cowboy, Washington Báez.

Conocimos de cerca a Washington a través de unos amigos alemanes que solían acampar en su fundo al borde del rio Cochrane, aguas abajo del pueblo, mientras nos preparábamos a escalar el San Lorenzo. Mis amigos me contaron que Washington, un tipo muy simpático, respetuoso y entretenido que se expresaba muy bien, contaba unas tremendas e increíbles historias de su vida con algo de trago, por lo cual lo entrevistamos grabadora y vino en mano. Por desgracia esa grabadora y su contenido fueron robados un tiempo después desde la mochila, tajeada, en Santiago. En todo caso, para la entrevista Washington estuvo muy compuesto y (demasiado) serio sin tocar el vino, cuidando lo que decía. Ya tenía sus experiencias con la prensa. En pocas palabras, conto algo de su infancia en Entrada Baker, hijo de carabinero y que por ser parte de la Unidad Popular se fue exiliado con su familia a caballo a Argentina. De ahí fueron a parar a la Rumania de Ceacescu (un dictador de mala fama), donde no la pasaron muy bien y se dedicaron a artistas-artesanos para poder salir en gira desde ese país, logrando así irse a Suecia, donde se quedaron. Ahí se ganó la vida principalmente como Cowboy. Con la vuelta a la democracia volvió solo a su tierra; el resto de la familia nunca quiso retornar. Y acá siguió muy dedicado a los equinos, con quienes era uña y mugre, a tanto que tenía alguno que hasta le daba besos. Ahí en el campo tuvo alguna pareja “gringa”, que no le duraban mucho. Y cuando llegábamos a acampar allá, nos hacía todo un show ecuestre para impresionarnos, hasta que se daba cuenta que éramos “solo” nosotros. En alguna ocasión también salimos a una cabalgata a las cercanías, donde destacaba no solo como jinete, sino como conocedor de la flora y fauna y sus inventos para la merienda. Por desgracia, ese campo fue vendido y Washington se tuvo que ir al pueblo, en lo que sería su ocaso. Hace algunos años, también nos lo encontramos trabajando en SERPLAC acá en Coyhaique, donde estacionaba su cabalgadura, mientras carabineros le intentaron pasar parte por mal estacionado, a lo que les preguntó si sabían que el General Stange, entonces Gral. en Jefe, había comenzado su carrera en Cochrane, de donde era amigo suyo. Con eso los carabineros desaparecieron más que rápido, ante la habitual sonrisa socarrona de Washington. Si bien en su juventud debe haber sido gaucho, su paso de varios años por Rumania y Suecia lo transformaron en un jinete y persona mas internacional (dicen hablaba varios idiomas) y en Cochrane tenia su propia forma de ser y hasta de expresarse. Washington era único. En todo caso era ahí toda una personalidad vistosa, de esas que en Chile solemos ningunear. Las ultimas veces que nos encontramos con el en Coyhaique, hace solo unas semanas, lo notamos triste, pobre y desesperado, porque no lograba que alguna autoridad o abogado le ayudase a recuperar una propiedad que le fue usurpada mientras se encontraba en el exilio. Y esa tristeza y desesperación lo deben haber llevado a desmontarse de este mundo.

Carlos Muñoz, también oriundo de la comuna de Cochrane, se hizo famoso con el restaurante La Tranquera en Coyhaique, cuya carta dicen que era espectacular y donde alguna vez en los 80 Leopoldo Sánchez, en ese entonces en el Servicio de Salud, fue a inspeccionar, clausurándolo por insalubre. Don Carlos quedo furioso (era un tanto mal genio) y dicen que de ahí provenía su sobrenombre “panza negra”. Después, se dedicó a operador turístico, un pionero e innovador en su rubro, organizando expediciones y luego en la pesca con mosca. En eso solíamos verlo entrenar delante de nuestra casa, cuando vivíamos hacia el borde del Rio Simpson, en el arte de tirar la mosca. Luego puso su propio lodge en el rio Paloma, donde alguna vez nos mostro el libro de visitas, con nombres como Robert Redford y otros actores famosos y banqueros importantes. O sea, era un operador de alto nivel. Hace mucho tiempo que no lo veíamos y ahora nos encontramos que se fue de pesca a los ríos del mas allá.

Tanto a Washington como a Dn. Carlos, aunque no figurasen en la primera línea, siempre los sentimos cercanos a su tierra y ríos amados y en la defensa de ellos. Les deseamos buena cabalgata y navegación al mas alla. Y claro, nos da pena su perdida y no haberles hecho notar a tiempo nuestro aprecio, que como epitafio no se si les servirá de algo.