Opinión

Informe del Cambio Climático y Nuestra Actualidad

 

INFORME DEL CAMBIO CLIMÁTICO Y NUESTRA ACTUALIDAD

Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.

Bien noticiosa estuvo la semana pasada, y no eran novedades cualquiera. Comenzamos ese lunes con el alarmante informe del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático, IPCC, más la alerta roja de la ONU sobre la urgencia de ocuparnos de este tema crucial. Mientras, continuaban las “anomalías climáticas”, inundaciones, altísimas temperaturas e incendios forestales en el verano del hemisferio norte y la sequía invernal en Chile y la Patagonia.  A continuación, se sucedieron declaraciones de algunas autoridades asegurando que en Chile estamos ocupados trabajando en este trascendente tema. El presidente Piñera ya en el 2019 haba expresado su preocupación ante un informe anterior sobre el Cambio Climático y el mar.  Mientras, esos días los medios y la masa estaban mas bien pendientes de que pasaba con un “desechable”  Lionel Messi.  

El miércoles, la Comisión Ambiental de Coquimbo en una sesión extraordinaria aprueba el polémico proyecto Dominga, que vendría a ser “el avestruz escondiendo la cabeza” del informe del IPCC. Esa tarde, conversando con el sociólogo ecologista, Manuel Baquedano, este definió la decisión de Dominga como ecocidio y expresó que los expertos del IPCC  habían dado a conocer con la ONU ese informe, sin esperar a que los gobiernos le bajasen el perfil como suelen hacerlo. De ahí que, al fin, lo que ocurre con el clima fue informado con todas sus letras y sin las acostumbradas ambigüedades.

El jueves, se da a conocer una declaración de centros científicos nacionales pidiendo suspender la forestación de la estepa en Coyhaique Alto. En esa declaración, los científicos repiten varios de nuestros argumentos, resaltan el peligro de incendio y agregan que esa estepa es endémica. Mientras, nosotros estábamos abocados a reclamar la respuesta que nos dio la Comisión Ambiental de Aysén a las observaciones que habíamos presentado al proyecto eólico Kosten Aike. Con eso nos percatamos que entre ambos proyectos, el eólico y el de forestación, suman  impactos en una superficie de unas seis a siete mil hectáreas de esa estepa. Estepa la cual ya lleva décadas de maltrato por la ganadería. No podemos olvidar que ahí había una diversidad biológica mucho mayor a la actual y hay varias especies que ya prácticamente no se ven. A propósito, el informe del IPCC también se refiere a que «la pérdida de ecosistemas y biodiversidad se encuentran entre los cinco motivos de preocupación identificados”, calificándolo como especialmente preocupante. Según los expertos, las acciones para mitigar el cambio climático pueden tener efectos tanto beneficiosos como perjudiciales; “ignorar la naturaleza inseparable del clima, la biodiversidad y la calidad de vida humana puede llevar a adoptar soluciones que, en última instancia, no sean las óptimas”. Al día siguiente nos contactaron especialistas en vida silvestre  preguntándonos por el proyecto Kosten Aike, de cuya evaluación ambiental desconocían, a pesar de trabajar en el sector y nos contagiaron su inquietud respecto al impacto en las aves de las turbinas eólicas y líneas eléctricas. También ven con preocupación la sustitución del ecosistema de estepa y sus impactos sobre lagunitas y la fauna. Por nuestra parte, podemos agregar que en esa estepa también existen sitios arqueológicos. Y respecto a esa forestación (no confundir con reforestación o regeneración de bosque) nos lleva a la reflexión de que nos (la humanidad, chilena en este caso) hemos pasado casi un siglo quemando bosque para sustituir por pradera, con todo el daño que eso significa, para ahora pretender ir a sustituir la pradera natural existente con forestaciones: ¡de locos!

 

El viernes, además, participamos en un taller Macrozona Sur de participación ciudadana para la “Política Nacional de Minería”, la cual deberá contar con Evaluación Ambiental Estratégica. En este ejercicio que se hace más bien por obligación, nos mamamos una larguísima exposición que empezó con informarnos que, si bien la minería y leyes de minerales en Chile van en baja, los objetivos ante el cambio climático hacen necesario hoy el consumo de cuatro veces mas minerales (¡!). Los objetivos de esa política son la sustentabilidad (para nosotros un oxímoron) y ahí los pilares social y ambiental nos parecieron un tremendo avance, no así aquel económico que no innova respecto a la actual evasión tributaria, de valor agregado y otros beneficios para el país que según expertos son equivalentes al 60% del actual presupuesto nacional. Ni hablar del aporte en el territorio afectado y sus comunidades. Preguntamos si esta política también vale para la minería transnacional y la respuesta fue afirmativa. En todo caso, si bien estas políticas son mas o menos bien intencionadas (al igual que lo fue el royalty en su tiempo), sabemos por experiencia que suelen quedar en el papel y que, evidentemente, si las poderosas mineras se sienten afectadas, las pisotean a gusto; ver Dominga y lo que pasa en el sitio de prioridad para la conservación de la biodiversidad estepa del Jeinimeini y Lagunas de Bahía Jara.

 

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