Ganadería y Emergencia Climática
GANADERIA Y EMERGENCIA CLIMATICA
Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.
Estábamos leyendo el último informe del PNUMA “Hacer las paces con la naturaleza” sobre la triple emergencia ambiental, de clima, biodiversidad y contaminación, y en el cual se declaran en alerta roja y denuncian que hay un millón de especies en peligro de extinción, que quedan solo 15% de humedales, que están desapareciendo los arrecifes de coral y el Ártico, provocando esto último un grave desequilibrio ambiental y geopolítico. También se informa ahí que al 2050 habrá más plástico en el mar que peces y que su descomposición a microplásticos no se puede limpiar, agregando, que hoy en día solo se reciclan 13,5 % de los residuos. Dicen ahí además, que las crisis se potencian entre sí y que el ejercito de EEUU de NA es la mayor institución emisora de gases efecto invernadero, GEI. Esto último, evidentemente, debe ser de esos datos que en ese país no deben querer ver. ¡Por más que sea el Dia del Medio Ambiente!
Y a propósito de datos de realidades que no se quieren ver en nuestra habitual miopía o política del avestruz, hay varios de ellos que calan profundo en nuestras costumbres y cultura. Además de los graves problemas que esta provocando el plástico, se puede consignar los gases efecto invernadero de nuestro transporte, uso del hormigón y consumo de carne. No por casualidad venimos advirtiendo que los cambios que trae consigo el enfrentar estas crisis, no pasa solo por maquillajes, ni barrer la realidad bajo la alfombra.
Hace más de un año atrás, nos referíamos a que, según datos del Ministerio de Medio Ambiente, de los pocos que se disponen, los mayores emisores de gases efecto invernadero en Aisén, son el sector agropecuario con 46,9% del total, el sector energía con 46,4% y los residuos con 3,6%. También opinabamos en aquel entonces, que bajar GEI de energía y residuos era relativamente fácil. Sin embargo, en estos días revisando algunos escritos sobre este tema, nos encontramos con otro de esos escasos datos sobre este tema crucial, también proveniente del MMA (2019), con datos al 2016, donde las fuentes de GEI en la región son: pesca 20,9%, digestión del ganado 18,9%, combustible autos, buses, camiones 14,9%, uso fertilizantes 12,2 %, generación electricidad 9,3%, combustible minería 4,7%, otros 19,2%. Como se apreciará hay novedades y divergencias con los datos anteriores que habría que ver a que se deben. Las divergencias pueden ser por la diferente desagregación, en una como sectores y en otra por fuentes. También aparece la pesca, donde los salmoneros se jactaban de que ellos eran amigables y sin producir GEI, a diferencia de la ganadería, como si la salmonicultura no fuese un tipo de ganadería con fuentes de emisión parecidas. Ahora, en lo que respecta al ganado, tema tabú, hay quienes opinan que no se puede comparar la ganadería de acá con aquella industrial, que sí sería fuerte en GEI. La cuestión es que dice “digestión del ganado”, o sea deben haber calculado por número de animales y si bien no se puede comparar la ganadería aisenina con aquella industrial, la de acá también produce gases, para que estamos con cosas. Y no solo gases. También constituye una amenaza para la regeneración del suelo y bosque que son reservorios de carbono. No esta demás recordar, que a causa de la ganadería se quemó la mitad del bosque regional y que es responsable de buena parte de la erosión y desertificación. Mas daño y CO2 ¡¿donde?!
Entonces, en vez de hacernos los desentendidos con este problema, habría que ver como afrontarlo. Sin ser especialistas en la materia, se nos ocurre que deben haber formas de disminuir la cantidad de cabezas de ganado y pasar de cantidad a calidad (orgánica por ejemplo, con su plus), de manejarlo mejor, de mejorar hacia prácticas regenerativas del suelo y renovales, de reemplazar especies y variedades hacia aquellas menos dañinas. Se nos ocurre también que en vez del actual extractivismo exportador de ganado en pie, debiéramos ver como agregar valor (y que ese valor quede acá) y que esas toneladas de suelo y agua convertidos en músculos, huesos, cuero, queden y vuelvan al empobrecido suelo aisenino (en vez de fertilizantes con GEI). Por otra parte, esto de exportar ganado, mientras acá se consume carne envasada proveniente de Paraguay o Brasil, con un tremendo agregado de GEI en transporte, francamente es de locos. El menor costo al consumidor de esa carne, además del transporte, esconde externalidades como la destrucción de bosques, biodiversidad y suelos en esos países. Para que hablar de la explotación de mano de obra y efectos sociales. Igual de absurdo es exportar lana con alto contenido de suelo regional y lanolina a bajo precio, cuando ésta lavada sube al doble. Y seleccionada, otro tanto. Aparte de lo anterior, vale darse cuenta que la emergencia climática esta trayendo consigo el desprestigio del consumo de carne, con lo este probablemente disminuirá. O sea habrá un cambio en el mercado de alimentos y habrá que estar atentos a que traerá consigo.
Además y a propósito delo último de lo ya expuesto, esta el tema de la convergencia energética de la producción de ganado. Esto es, que en el suelo que da alimento al ganado se puede producir alrededor de 90% mas de alimento vegetal. O sea, en un suelo que produce 100 Kg. de alimento en forma de arvejas o soya o maíz o lo que sea, el animal que consume eso solo podrá producir 10 Kg. de carne, el resto se convierte en huesos, cuero y metabolismo. Con eso, seria inmoral utilizar para ganadería algún suelo que sea cultivable para vegetales alimenticios para humanos. Eso, porque significa 90% menos alimento para quienes lo necesitan. Por otra parte, esta claro que hay suelos en que solo puede haber pradera, como ocurre acá y ahí sería difícil aplicar tal convergencia.
Finalmente, vale considerar que tarde o temprano la sensibilidad y coherencia de los animalistas llegara a defender a los animales de ganado y que el vertiginoso aumento mundial de los vegetarianos tampoco es casual.