Opinión

La Amazonia, la Ganadería y el Cambio Climático

LA AMAZONIA, LA GANADERIA Y EL CAMBIO CLIMÁTICO

Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.
De una u otra forma la ganadería esta ganando atención en lo que concierne al cambio climático. Es sabido que es de las principales emisoras globales y que el sector agropecuario es la segunda fuente de emisiones nacionales de gases efecto invernadero, GEI,  y la primera de la Región de Aysén con 46,9 % del total. Pero, cada vez que alguien llama la atención sobre esto, le van a salir varios defensores de su sagrado bisteque y asado.  A tanto que, en un taller del Ministerio del Medio Ambiente para la Ley de Cambio Climático, tras el diagnóstico arriba consignado, nunca más se supo de la ganadería. Parece que meterse con ésta  y las costumbres culinarias, por más que los paneles de científicos de la ONU adviertan sobre su daño, por acá resulta políticamente peligroso. ¿Parte de la hipocresía nacional?
Y estos últimos días, a causa de los mega -incendios en la Amazonia, no faltaron quienes llamaron a no comprar carne brasilera, proveniente precisamente de la expansión ganadera a costas de la selva, impulsada por los citadinos políticos de esa nación.  Así puede suceder hoy que en Aisén nos ocurra el absurdo, que tras quemar alrededor de tres millones de hectáreas de bosque patagónico, impulsada  por el Estado para reemplazarlo por ganado, ahora compremos carne brasilera más barata, a costa de quemar la Amazonia. ¡Y si fuera quemar no más! Esos incendios, como ya sabemos traen consigo consecuencias más allá de solo las emisiones GEI de metano del ganado. En primer lugar, está  la biodiversidad y servicios ecológicos del bosque perdido, entre las cuales por cierto esta la absorción y retención de esos gases. O sea, el daño es doble, o triple si sumamos el humo. Y si agregamos la pérdida de vida, extinción de especies, alteración del ciclo hídrico y tanto más, el daño va mucho, mucho, más allá de perder el placer del egoísta asadito.  Otra vez, aquí está  en juego la pregunta de: ¿Qué es mas importante, el gustito personal o la vida sobre el planeta?
No faltará quien defienda a la industria de la carne, de hecho han estado apareciendo algunas publicaciones “científicas” argumentando  en su favor, y que la selva también cae a causa de la expansión de la soya, esa que consumen los vegetarianos en reemplazo de la carne. Pero, la carne de soya, el tofu y leche de soya, son solo una ínfima parte y subproductos de la producción de esa leguminosa. ¡La mayor parte es para alimentar ganado! Y peor aún, ese cultivo a estas alturas es casi todo transgénico y usando a destajo glifosato y otros pesticidas tóxicos.  Otra locura es que con la soya que alimentan el ganado ¡se podría alimentar diez veces más humanos! Pero así es este negocio, como tantos más, que no son precisamente para solucionar el hambre en el mundo.
Entonces, que quede claro, cuando Ud. consume carne brasilera (o importada), asegúrese que su “externalización de costos” no signifique la muerte, no solo del ganado. Y por cierto, aunque siempre vale más consumir productos locales, no está demás asegurarse que esto no sea a costas de la destrucción de suelos, de renovales, que sea de calidad (no olvidar que hay ganado contagiando sus parásitos y enfermedades a los huemules) y no tenga anabólicos.
Y en cuanto a los GEI del ganado y demás destrucción que implica, por si no se han dado cuenta, todo indica a que la ganadería regional hace rato está en problemas. De hecho, no logra competir con la carne importada, ni en su propia casa. Agréguese  la mala publicidad de los GEI y demás mala fama; los animalistas, veganos y naturistas van en aumento, más el mal precio de la lana. Así el panorama no está precisamente como para “aumentar la masa” como transmiten algunos que añoran los tiempos dorados.  Y no estamos propiciando terminar con la ganadería, sino que esta sea de calidad en vez de cantidad y se venda con valor agregado y  no con daño (y GEI) agregados.
Y a propósito de todo esto y la habitual actuación cortoplacista estatal contra el bien común y la vida, nacional y planetaria, vale recordar que hace no mucho el actual gobierno recortó del Parque Nacional Patagonia  4.900 Has. de terrenos fiscales, predios que son parte de los sitios prioritarios para la conservación de la biodiversidad  Mallín Grande- Furioso y Estepa Jeinimeini –Lagunas Bahía Jara, en los cuales el ganado ya tiene en las cuerdas a varias especies en peligro de extinción. Esto para favorecer intereses ganaderos y mineros. ¡Lindo ejemplo para la COP 25!

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