LA GUERRA Y LA PAZ
LA GUERRA Y LA PAZ
Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.
“La paz es el camino, no hay camino hacia la paz” (M. Gandhi).
Violencia por todos lados es lo que se percibe en las noticias que llegan desde Cataluña, desde Siria, desde Estados Unidos, desde “el frente Mapuche”….¡Uff! ¡Que duda cabe que vivir en paz es el mayor regalo de calidad de vida que se puede tener! Aunque los que la tienen parecen no atesorarla. ¿Es que los humanos solo nos percatamos del valor de lo que tenemos una vez que lo perdemos? Y la verdad es que la violencia y la guerra tienen un origen y no se eliminan o evitan con más violencia ni más armas. Y el armamentismo y creación de empleos en base a la desgracia y muerte ajena es una industria de las más rentables, pero inmoral. Y esas armas se fabrican para usarlas. A tanto que una vez andando esa industria, cerrarla es casi imposible. Y para que sea aceptada esa industria de la muerte, es necesario educar a la población desde pequeños. En reacción y no en vano, para la navidad existe la campaña de evitar los juguetes bélicos. Muchas veces lo que comienza inocentemente como un juego termina en el asesinato. Y la guerra es el asesinato institucionalizado y legalizado o el terrorismo masificado. Y entre los dichos esos de “si quieres la paz, prepárate para la guerra” y “las armas las carga el diablo” ¿Cuál es mas cierto?
Llama la atención cuando una “Feria por los Derechos de los Niños y Adolescentes”, cuya invitación era a una fiesta infantil, como la de la plaza pentagonal (y no “de armas”) de Coyhaique del viernes pasado, es abusada con toda una parafernalia armamentista –militarista que poco y nada tiene que ver con el espíritu de esa feria. Que duda cabe que en caso de guerra y del uso de esas armas los que más sufren y cuyos derechos son más pisoteados son los de los niños y adolescentes. Y la verdad es que más aun nos asombró, que por primera vez que sepamos, hubo indignación y protesta ante ese abuso. En años anteriores ya habíamos visto algo parecido, mas su presentación envuelta en celofán de inocencia en los medios de comunicaciones, sin apreciar reacción.
De hecho, si según el World Game Institute, con un cuarto del gasto militar mundial se podría solucionar prácticamente todos los problemas que aquejan al mundo (y que provocan violencia y guerras); con bastante menos aún se podría solucionar los problemas y derechos de los niños y adolescentes.
También fue interesante ver las respuestas y justificaciones a tamaña desubicación (eso porque evidentemente los militares estaban ahí invitados). Entre ellas, escuchamos a quien decía que en la parada militar también se mostraban armas y había niños y leíamos a quien encontraba que se estaba exagerando y “no era para tanto”, “que no hubo violencia”, que” los niños se veían felices”, “¿que tenia de malo?” y que “los niños son libres de corazón y de espíritu, dejen que solos descubran el mundo…con lo malo y lo bueno que existe”. Por otra parte, no faltaron quienes derivaron en recordar las tropelías de la dictadura militar, los “milico y pacogate” o que había cosas peores como quemar camiones y la delincuencia. La cuestión es que una cosa es una parada militar a la cual uno sabe a lo que va y otra es una feria por los derechos del niño en la cual a esos niños les enseñan a jugar con armas y admirarlas como lo más normal. ¿Y en la parada los niños juegan con armas? Es más, al menos de que recordemos en la ExpoPatagonia el stand del Ejercito no tenía tanto armamentismo y los militares fueron más a mostrar lo útiles y versátiles que son. Y claro, lo pueden ser y seguro los preferimos ver así.
Ahora, podríamos debatir sobre la utilidad o no de las fuerzas armadas, en lo que tenemos nuestra opinión, pero ese ya es otro tema mayor y en el cual en todo caso somos de los idealistas que pensamos que nuestra patria es el planeta y los humanos somos todos hermanos. O sea, la labor de defensa debiera concentrarse en mantener la vida sobre este planeta que los humanos tenemos bastante maltrecha. También pensamos que así como existe el servicio militar, perfectamente podría haber un servicio civil como existe en otras partes del mundo. Y para ayudar en tantas cosas que hacen falta y se puede colaborar, no solo las catástrofes, no se necesitan armas. De todas formas, parece mejor una institucionalidad por la paz que para la guerra y que la millonada que se gasta en armas mejor se gaste en algo más pacífico y amoroso.